Cuando me dirijo a un comercio o a un comerciante para adquirir el producto que vende, no le pido su documentación, ni su licencia fiscal, ni el albarán que demuestra que el género que vende tiene una procedencia lícita. Entiendo que son las autoridades las que velan por el cumplimiento de la ley, y confio en que ante una ilegalidad, actuarán en consecuencia evitando que ese comerciante venda al márgen de lo legislado...
En Cambrils no..., Eres tú, el comprador, el que tienes que tener claro a quien le compras algo, no vaya a ser que sea un vendedor ilegal y te comas un marrón de hasta trescientos euros. Parece ser que el Ayuntamiento de este agradable pueblo costero, incapaz da controlar las actividades comerciales que se producen en su municipio, opta por el camino mas corto: Sancionar al consumidor.
El letrero del paseo marítimo no tiene desperdicio: Informa de la pintoresca medida en catalán, castellano, inglés y francés, aunque solo en catalán argumenta las bondades del decreto, esto último imagino que es para concienciar a los nativos, el resto con pasar por caja tienen suficiente.
Este burdo decreto, ( me encantaría ver una demanda por esta causa en un tribunal) deja en evidencia la incapacidad de estos gestores públicos, y su notable falta de imaginación y recursos a la hora de abordar el problema de la venta ilegal..., es como si se sancionase a los usuarios de un transporte público porque el vehículo en cuestión no ha pasado la ITV.
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