Me gusta el pequeño comercio, me gusta su proximidad, el contacto directo con el vendedor, casi siempre propietario y conocedor de su mercancía, y me gustan su fachadas... aquí cada vez quedan menos. Las grandes superficies pueden con todo y cambian los hábitos del consumidor, por no hablar de la incipiente venta por internet que acabará llevándose la parte del león en futuro que ya es realidad.
En el interior de Francia todavía se ven tiendas maravillosas a las que es imposible resistirse con una cámara en las manos...
PD. La fachada con el perro y el gato, es un consultorio veterinario.
1 comentario:
pues me parece que no vives en la ciudad adecuada.....
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